jueves, 16 de diciembre de 2010

Reflexions de Pilar Durà

Los días 17, 18 y 19 de noviembre tuve la oportunidad de asistir al seminario organizado por la UIB “El binomi Cultura i Cooperació al desenvolupament a la societat contemporània: realitat i reptes”. Fueron tres días intensos, con muchas horas de interesantes charlas de los ponentes, pero aún así, se hizo corto.Repartidos en las distintas islas, cada día tuvimos la oportunidad de escuchar a un ponente, experto en la materia. Así, el primer día pudimos charlar con Alfons Martinell, responsable de la Cátedra UNESCO en la Universitat de Girona, el segundo día con Ana María Muñoz, de AECID y por último con Túlio Hernández, director del Laboratorio de Cultura Contemporánea de Caracas, Venezuela.Cada uno en su materia, expusieron la realidad actual de la cultura en materia de cooperación en la era de la globalización.Con Martinell pudimos ver cómo son las relaciones internacionales y los problemas y ventajas que se esconden tras el multilateralismo de la cultura.Hoy en día vivimos en sociedades globalizadas independientes, donde tenemos conocimiento de muchas otras culturas, ajenas a la nuestra, cosa que antes era impensable. Como apuntaba Martinell, hoy en día ver a un músico indio tocando con otro de jazz es algo de los más normal, pero, si volvemos la vista atrás por un instante, nos daremos cuenta de que hace unos años quizá fuera una extravagancia.Hoy en día es algo normal porque nunca antes en la historia había habido tanto movimiento de personas (antiguamente los grandes flujos de personas de un país a otro era básicamente por guerras, etc.) ni tanto intercambio de información.Si bien los sociólogos tenían una visión negativa al respecto hace años, la cosa ha cambiado, pues la globalización, con sus pros y sus contras, hoy en día permite estudiar las diferentes culturas como nunca antes.El riesgo de perder la propia identidad cultural con la globalización, se ha ido disipando, originándose en muchos aspectos el efecto contrario, alentando a las sociedades a defender de forma más intensa su propia cultura frente a la homogenización cultural.Con la ponente Ana Muñoz Llabrés, descubrimos el funcionamiento interno de AECID, sus distintas funciones y departamentos, así como los principios históricos de la cooperación al desarrollo., la cual surgió tras la Segunda Guerra Mundial con las descolonizaciones, pues Europa se enfrentó a una gran responsabilidad frente a los continentes asiático y africano, iniciándose de esta forma una cooperación que inicialmente fue muy economista, pasando en los años 90 a un desarrollo humano para terminar en la actualidad a enfocarse como un desarrollo humano sostenible.De hecho, la propia UNESCO con la finalidad de salvaguardar el Patrimonio europeo tras la Segunda Guerra Mundial (el programa de Patrimonio de cooperación española es uno de los más antiguos y pioneros).Finalmente, con el venezolano Túlio Hernández, pudimos ver las diferencias entre globalización, internacionalización y mundialismo. Pudimos ver cómo hoy en día se puede llegar desde el lugar más recóndito del planeta a otro igual de apartado con elementos artesanales gracias a las nuevas tecnologías.Pudimos ver el proceso de evolución hasta llegar al actual estado. Desde la internacionalización de los S. XV-XVI, dejando paso a un proceso de globalización para más tarde entrar de pleno en le mundialización, apreciando cómo hemos pasado de los meros intercambios entre naciones determinadas a un estado mucho más complejo, con un incremento exponencial del número y frecuencia de intercambios entre culturas, pues la mundialización es el resultado del contacto entre naciones y etnias.Como bien dijo el ponente en Ibiza: “La mundialización ha hecho que el globo deje de ser una figura astronómica para adquirir plenamente significación histórica”.El seminario han sido tres días de aprendizaje, asimilación de conceptos y visión de la realidad cultural actual, que nos ha abierto los ojos en muchos aspectos y nos ha presentado muchos otros antes desconocidos, coincidiendo los tres ponentes en que vivimos en un mundo globalizado en el cual los conceptos de territorio han cambiado y, al igual que UNESCO no utiliza el término “cultura”, si no “culturas”, hoy en día vivimos inmersos en la era del conocimiento, del intercambio de información, donde podemos conocer las distintas culturas del mundo en que vivimos, aprendiendo así a respetarlas para poder respetarnos a nosotros. Podemos afirmar, tal y como se plasma en la Conferencia de Estocolmo de 1998 que, “El desarrollo sin cultura es un crecimiento sin alma”.
Pilar Durà

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