viernes, 17 de diciembre de 2010

Reflexions d'Anna Aguiló

Personalmente, no puedo vivir sin mi arte. Pero jamás he puesto ese arte por encima de toda otra cosa. Por el contrario, si él me es necesario, es porque no me separa de nadie y que me permite vivir, tal como soy, al nivel de todos. (Discurso pronunciado por Camus cuando se le entregó el Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, en 1958)

-Empiezo con este extracto de Albert Camus, sitúa la cultura(/arte) en su lugar. Ni más arriba ni más abajo. Ni elitista ni hermana pobre. Es un punto concéntrico, central, el punto donde una sociedad converge. También es su punto más sensible y más identitario, un valor intangible. Bajo esta perspectiva todos los ciudadanos tienen su lugar, son piezas del mismo puzzle. Desde esta concepción de cultura tiene sentido hablar de cooperación al desarrollo.

-¿Porque es indispensable el desarrollo cultural? La cultura no debe considerarse como un medio para conseguir otros fines, sino un fin en si mismo. No dudamos de su importancia como inductora de desarrollo y cohesión social, de su relevante papel ante la cuestión de la diversidad cultural, la integración de comunidades minoritarias, los procesos de igualdad de género y la problemática de las comunidades urbanas y rurales marginadas. Pero nos damos cuenta de su papel en la toma de decisiones políticas, en las iniciativas económicas y las reformas sociales. Un trabajo simultáneo y que atienda las inquietudes sociales puede ser garantía de éxito en los campos económico, político y social.

-Podríamos definir la gestión cultural al desarrollo como un campo de acción transversal, intangible, indefinido, de resultados indirectos y difícil de medir. Esta afirmación puede contener un peligro que se traduciría en asentar que la gestión cultural al desarrollo es la hermana menor y casi casual de otros campos de la cooperación (educación, medio ambiente, derechos humanos…). De hecho, la Cultura o el “hecho cultural” se reconoce en el punto 27 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (“Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.”) y se han desarrollado diversos documentos teóricos que los fundamentan y que sirven de marco referencia internacional (Diversity of Cultural Expression, Carta Cultural Iberoamericana, Declaración de París…). Bien es cierto que todavía, por su modernidad, el tema cultural no está muy bien definido o suficientemente reconocido. De la misma manera, la gestión cultural al desarrollo no debe pecar de indefinición por ello y para fortalecer el campo de acción hay herramientas de procedimiento, planificación y valoración como el marco lógico que la refuerzan y estructuran.

-Se trató varias veces en el seminario el tema de la cultura global y la cultura local, de los peligros, amenazas de una y otra, cuando parece que la una refuerza a la otra. El hecho es que la actual globalización da pie ha hechos que parecían imposibles como el intercambio cultural no sólo de las mayorías culturales y la internacionalización de lo creación y el nuevo protagonismo de lo local. Lo que sí parece cierto es que las identidades culturales tradicionales tienden a debilitarse y surgen nuevos debates sobre la dimensión cultural de la globalización que tratan sobre todo de resolver el tratamiento que se le debe dar a los bienes culturales en base a los nuevos modos de producción y distribución. Y también, buscan los límites de la cultura global vs la local y definen las nuevas identidades culturales que parecen encaminarse hacia identidades múltiples y diversas.

-La sociedad civil que se crea a partir de la consciencia de ciudadanía es un factor clave para que los proyectos funcionen y haya una capacidad tanto de la sociedad de ida como de la de vuelta de que los mismos enraícen y adquieran un sentido valido para ambas sociedades.

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